Domingo, día del señor. Choyu y Choyin ejercen de anfitriones y nos invitan da LeRock y un servidor a comer exquisiteces orientales antes de subir al monte de los judios a ver el fútbol. Todo parecía indicar que la lluvia no haría acto de presencia en Montjuïc.
Calentamos motores destrozando a LeRock al Pro Evolution Soccer 6, ni a los mandos de la toda poderosa seleción alemana pudo hacer nada, gaier!
Después de comer y con el licor chino asentado en el estomago pasamos a marchar al campo, conforme nos acercabamos al campo podiamos observar como el microclima de Montjuïc se transformaba, para acabar lloviendo a los cinco minutos de sentar nuestras posaderas en los polvorientos asientos de Montjuïc.
Ale!, levantemosnos otra vez y baja a resguardarte de la lluvia. Como consecuencia tuvimos que ver el partido de pie y detrás de la portería, donde corría un viento que te iba calando poco a poco. Por no decir que el propio viento traía consigo un poquito de agua arrastrada por la fuerza el microclima de la montaña.
Menos mal que ganamos, y metiendo tres golitos. Aún por los cortes de manga que Costa nos brindo después de marca el tercer y último gol. Si este personaje mete un gol cada domingo le podemos permitir ciertos desplantes, pero siendo realistas, este se cae de la lista tan pronto vuelva De la Peña.
Y después del espectáculo la vuelta a casa, siempre agradable después de una victoria. Esa alergia que se respira entre los aficionados, tanto que a la altura de plaza España casi hice un nuevo amigo.