22-F, preludio del mítico 23-F (se sienten coño!), así dejó el Espanyol a los 2000 aficionados del Livorno, sentaditos cuando «velociraptor» Lacruz marcó el primer gol.
Pero vayamos más atrás antes de internarnos en el partido, subiendo la montaña prisa por llegar puntuales al partido entre fanatismos del hipotético sueño de hacer de Sants una Nación libre de Barcelona, fuimos en la busca y captura de cerveza durante la subida de la montaña mágica. Nada. Cero. Todo cerrado, aiiii… si jugara el Bar$a! hasta las Picornell no remojamos los gaznates (a precios irrisorios, 3€ la birra??).
La llegada al Estadio fue increíble, ¿quedan Mossos en el resto de BCN? lecheras y más lecheras daban un nuevo color a Montjuïc, ya no solo existen las luces de las fuentes, ahora teñimos el cielo con las luces de las sirenas. Escoltados por la policía, miles de seguidores del Livorno inundaban el Estadio, que afición!! Bárbara! Nos enamoró, ya tenemos equipo en Italia, pena de los 30 retrasados mentales que se mezclaron entre ellos para crear mal ambiente (será que querían ver una victoria catalana en Europa…)
Por el resto una afición increíble con un repertorio de cánticos alucinante, pena que el equipo sea más bien flojito.
El partido lo encarriló rápidamente el Espanyol, demostró que los suplentes están emergiendo y sobre todos ellos Pandiani mostró que está a 200%, menuda forma física, sacrificio y entrega, ahora bien, Rufete, nunca tuvo cintura, pero ayer se la rompieron varias veces (¿Que hace el público dedicándole tal ovación?).
Jugó Costa de nuevo, tras sus 25 «butifarras»… en su linea de jugo. La gente ovacionó la entrada de Ito después del gol de Coro que sentenciaba la eliminatoria. Hubo un acuerdo espontaneo y colectivo, donde todo el mundo pedía el Gola de Ito, o «Ronald-Ito». Pero este no llegó. Si llegó uno de Jonatas, después de un jugadón de Pandiani, pero se lo anularon por fuera de juego, ya le hubiera ido bien para salir del bache personal. Después del segundo de Coro, Kuffour, pasado de años y de vueltas fue expulsado por agresión, los italianos ya no pintaban nada en el partido y empezaron a repartir un poco de «pizzas italianas a la leña». Lucarelli fue ovacionado por su afición al ser sustituido y ahí se acabó el partido.
Al finalizar, como locos, los italianos se agolparon contra las vallas para recibir de sus jugadores camisetas y pantalones, y en paños menores volvieron estos al vestuario (pobre gente, igual ya no ven más partidos de su equipo en directo).
Ahora nos espera Pamplona en la Liga, y en Europa a seguir soñando con ir a Glasgow, el siguiente rival, Maccabi Haifa, esperemos que sea con la misma solvencia, invictos en Europa!
Visca l’Espanyol!